Problemas:
aprender a enfrentarlos
Vivir
bien no significa no tener problemas
sino enfocarlos como oportunidades
Problema
es una palabra que usamos unas doscientas veces al día de promedio en nuestra
cultura, sin embargo, la dificultad consiste en el contenido subjetivo de la
palabra para cada persona y no son pocos los casos en que podemos no entendernos cuando nos referimos a un
problema concreto. No te han dicho alguna vez “...¿No veo dónde está el
problema? ¿haces un problema donde no lo hay?
O te han acusado “¿qué problemático eres!”
Es decir,
aparte de su significado, lo que verdaderamente dificulta su uso es su
comprensión subjetiva y la forma práctica de relacionarnos con ellos. frecuentemente,
dos personas pueden tener un percepción inverosímilmente distinta de cuál es el
problema frente a una situación determinada.
Pongamos un
caso concreto como ejemplo. Los padres de Juan
reciben la noticia de un miembro de la policía local que llama a s
u casa
que su hijo de dieciséis años ha sido detenido por consumo y venta de hachís en
la vía pública, o sea la calle.
El padre de Juan dice que el
problema es la policía que no tiene otra cosa que hacer que perseguir a los
chavales, porque en realidad los jóvenes siempre consumen esas cosas a esa edad
y no por eso son delincuentes, la madre de Juan dice que el problema en
realidad es el padre que no le ha ayudado a educar bien al chaval, que su hijo
es muy bueno, pero es su padre quien le da mal ejemplo y le consiente todo. En
realidad nadie se hace cargo del problema de Juan, si le preguntamos a él mismo
nos sorprenderá con su propia versión.
Definir un problema:
En ética sabemos que muchos de
nuestros comportamientos parten de nuestras ideas, de la concepción de la vida
que tenemos, y esto es difícil de cambiar, aunque somos responsables de nuestra
formación; aunque no podemos entrar aquí en la responsabilidad del cambio de
mentalidad, si intentaremos aclarar
algunas estrategias que nos ayuden a resolver problemas usando los recursos de
nuestra mente, que es el recurso más poderoso.
Partimos de entender la palabra,
su semántica, encontramos muchas definiciones
pero vamos a quedarnos con la concepción de que
un problema es lo que nos
impide llegar a una meta, conseguir o mantener algo valioso para nosotros.
Si detrás del problema no vislumbráramos algo bueno y gratificante, no lo
consideraríamos problema. En principio es lo que se interpone entre yo y lo que
quiero. En el ejemplo que planteaba, Juan tiene un problema, se llama adicción
a las drogas, se interpone entre su él y su realización como persona, o en
lograr tener una vida buena, o incluso entre él y el placer de disfrutar.
Llamar al problema por su
nombre.
El primer paso para solucionar un
problema es definirlo, aclararlo, mirarlo a los ojos, llamarlo por su nombre es
ya, casi, reconocerlo, entonces podemos dar los siguientes, estaremos en la senda
de la solución.
Ejercicio. Un ejercicio muy bueno
es escribir el problema, el ponerlo por escrito ya es un gran paso en la
dirección de la solución, entonces, debemos intentar diversas formulaciones del
mismo problema, intentando, profundizar, ver diversos puntos de vista,
incorporar nuestra manera de
percibirlo, etc.
Ejemplo: No me siento muy seguro
con lo que hago.
Otras formas de verlo
-
Pongo tanto empeño en mis ocupaciones que quedo siempre
insatisfecho.
-
De alguna forma siempre estoy pendiente de lo que los demás
opinan sobre lo que hago.
-
Soy tan perfeccionista que no me doy ni un respiro y me siento
agobiado.
-
Me he acostumbrado a depender de la evaluación de los demás
cuando tengo una tarea.
-
Algo que hay en mi o en mi alrededor me impide disfrutar de lo
que hago.
Es evidente que intentando hacer
diversas formulaciones, voy profundizando y voy comprendiendo mejor la
situación, captando la relación con otros aspectos de mi vida y, a la vez,
planteando posibles vías para encontrar soluciones.
Formas poco saludables de
enfrentar un problema.
No son las únicas pero si que se
dan con más frecuencia, ¿Cuál es la forma en que más solemos caer?
Negarlo.
Puede ser
conciente o inconscientemente, se puede negarlo a uno mismo o a los demás,
posiblemente hay un componente de sufrimiento muy grande, y suele tener que ver
con la propia auto-aceptación.
Esconderse
Evitar encontrarse
con el problema, a veces pensamos que ésta ya es una solución. Sobreponernos a
fuerza de voluntad, sirve cuando es una situación concreta que nos hace
manifiesto nuestro problema, evitando la situación, desaparece el problema,
pensamos. Pero normalmente no ofrece
una solución estable y de larga duración. Y cuando reaparece, tiene más fuerza
porque ha ganado la batalla de tu voluntad.
Postergarlo
Tal vez
pensamos que el tiempo todo lo soluciona. Tiene que ver con las formas
anteriores, en realidad combinamos estas estrategias según nuestra educación y
el ejemplo que hemos visto en nuestras figuras significativas. Definitivamente
hay problemas que se pueden postergar, intentando evitarlos, sin embargo
tampoco suele resolver la situación, puede reaparecer más fuerte y con
complicaciones.
Disfrazarlo
Es una
estrategia más sutil, las palabras (eufemismos) suelen ayudarnos a disimular,
el peligro está en disfrazarlo de virtud, porque entonces lo promovemos y
llegamos a creérnoslo, prefiero comerme las uñas a salir a fumarme un
cigarrillo. También en este aspecto solemos contar con la complicidad de la
sociedad. Por ejemplo el tabaco y el alcohol son drogas legales, la figura del
fumador se volvió legendaria en la cinematografía de los años 50 del siglo
pasado.
Culpabilizarse
Puede darse
simultáneamente a las estrategias anteriores, en realidad es un factor que
siempre está presente en nosotros arraigado más allá de lo que podemos
reconocerlo, en realidad suele estar muy escondido para nosotros mismos y su
influencia es más devastadora de lo que creemos. Aunque es un tema complejo,
hay que afirmar que es un factor muy determinante para solucionar problemas.
Proyección
Es otra forma
sutil, consiste básicamente en ver (y acusar) a otros de lo que no queremos
aceptar o ver en nosotros mismos, como dice el dicho ver la paja en el ojo
ajeno y no ver la viga que llevamos en el nuestro. En realidad la proyección
está muy relacionado con que solemos rechazar y ser intolerantes con aquellas
cosas de los otros que en realidad están en nosotros mismos, pero es nuestra
manera de protegernos.
Recuerda:
El tiempo no es el mejor aliado cuando todo lo dejamos a su discurrir, el tiempo nos ayuda cuando ponemos todo de nuestra parte.
Se puede sentir la vida como un cúmulo de problemas, pero también se puede experimentar como una oportunidad de descubrir lo que podemos llegar a ser, nuestro potencial, nuestro poder interior.