He tenido la fascinante experiencia de conocer a una persona que realmente te plantea el mundo de cabeza, con la autoridad que da toda una vida dedicada a intentarlo, A mi, me ha encantado, en el pleno sentido del término, porque hay personas que su sólo existir nos plantean un desafío, una pregunta sobre lo que estamos haciendo con nuestras vidas, sobre lo que es realmente importante. Y, en este caso, Francesco se sitúa frente a uno de los desafíos más grandes de nuestro mundo, la educación, la escuela, los niños.
Es imposible en estas
líneas hacer una sola presentación, ya que la magia y la pluma nos obligan a
hacer dos: Francesco Tonucci, y FRATO.
El primero, Francesco, nació en Fano y vive en Roma, el segundo, Frato,
nació en el corazón y la cabeza de Francesco y vive en todos los adultos que de
alguna manera han descubierto que la única salida hacia un futuro plausible son
los niños y niñas de hoy, mujeres y hombres de mañana.
Francesco comparte su vida
con su esposa; maestra que, como él, observa y aprende del silencio
comprometido de los que apuestan por el futuro; y con sus tres hijos, su nieto
y su nieta (Stefano, Francesca, Simone, Federico y Nina). De sus nietos dice
que aprendió tanto, que le permitieron durante años ser niño. Su pequeña Nina
le recuerda cada día, al que más sabe de niños del mundo, que no puede
rendirse, que a pesar de la templanza de la voz como fruto de los años y la
experiencia, necesitamos que siga gritando.
Francesco es el abuelo de pelo blanco que, recién jubilado, es cuando
más comprometido y activo se encuentra. Y no es precisamente un compromiso en
el recuerdo, es en el día a día, es en el saber hacer y en el decir, decir lo
que siente y lo que piensa sin miedo, sobre todo porque nuestros niños y niñas
lo merecen.
Francesco Tonucci por ser maestro, pedagogo y, sobre todo, por su
vocación por la infancia se ha hecho merecedor del título de “niñólogo”.
Investigador del Instituto de Psicología del Consejo Nacional de
Investigaciones (CNR) de Roma, ha dedicado su actividad profesional al estudio
del pensamiento y del comportamiento infantiles en el ámbito de la familia, la
escuela y la ciudad, siempre “con ojos de niño”.
Nadie como él sabe “Cómo ser niño” y cómo la infancia es una condición,
ya que “Niño se nace”, el ha conseguido mantener esa característica durante
toda su vida, ha hecho realidad el mito de Peter Pan, y esto es sólo cosa de
genios.
Francesco, rompiendo límites y fronteras ha contado por el mundo las
necesidades de los niños, nos ha contado como, escuchando “sus tonterías”,
encontramos grandes soluciones, ya que cuando un niño dice una tontería no la
ha oído de sus padres ni de sus maestros, por lo que probablemente encierre una
gran verdad (“para ser feliz harán falta dos ó tres”).
Francesco reivindica la
necesidad de jugar, porque “Cuando los niños dicen ¡basta!”, en la ciudad que
el sueña, “La Ciudad de los niños”, las plazas son espacios públicos para el
juego, con pelotas, abuelos, risas, llantos, miradas… gritos y silencio, … pero
sin coches.
Francesco se entristece cuando habla de “La soledad del niño” como la
grave enfermedad de los que hoy viven en las ciudades ricas, de cómo los
adultos programan su vida al segundo para realmente no hacer nada, de cómo
obligamos a nuestros niños a vivir sin existir como lo que realmente son:
niños.
Francesco sólo pide que se respete el art. 12 y el art. 31 de los
Derechos del Niño y apuesta por las ventajas de un modelo escolar más
democrático. Para él la escuela que tiene sentido es la escuela que forma
ciudadanos y este trabajo empieza por darles la palabra a los niños.
Así lo ha hecho él siempre.
En 1968 (40 años ya) Francesco dejó que de sus manos de artista, de su
esencia de genio y de su corazón de niño naciera FRATO y ¿quién es FRATO?. El
segundo personaje que nos ocupa hoy.
Es un personaje cuyo proyecto y programa es mirar al mundo con ojos de
niño, dar voz a los niños que normalmente callan, para denunciar en su nombre
los errores que nosotros los adultos cometemos para con ellos.
Sus libros se han traducido al castellano, al catalán, al francés, al
portugués y al gallego. Sus viñetas se “cuelan” entre las líneas de revistas
inglesas, japonesas o israelíes.
Un día, en el 94, Frato pudo hacer una conferencia dibujada para más de
13.000 maestros y maestras en Argentina, ¡todo un record para ¿un niño?!
Entre las páginas de su extensa bibliografía podemos sonreír,
identificarnos, indignarnos y querer cambiar el mundo, podemos dejar escapar
más de una lágrima o apretar los puños mientras el corazón acelera su marcha.
Podemos mil cosas, pero lo único que no podemos es mantenernos indiferentes.
Por todo ello debemos darles las gracias. Gracias a los dos por existir.
Entre los dos (Francesco y Frato) han conseguido que podamos ver “Con
ojos de niño” y “Con ojos de maestro”, que a veces hay “Cosas que se pueden
hacer con una nariz larga además de decir mentiras”, porque “niño se nace”, aunque
no quieras, incluso, si los miramos bien podemos aprender “Cómo ser niño” y
entender frases tan pedagógicamente correctas como “Si no os hacéis como yo”, y
que “A los tres años se investiga”, que “Cuando los niños dicen ¡Basta!”, es
necesario escuchar, que “La ciudad de los niños”, es la mejor ciudad para
todos, y que Juan, un niño que va a nacer, nos está enviando algunas cartas… y
así en un largo etc, de viñetas, frases, páginas y sueños nos lleva a poder
disfrutar de Frato en “40 años con ojos de niño”.
De nuevo GRACIAS a los dos por existir, y sí Francesco, “Los pupitres
florecerán”, y florecerán porque el verdadero peligro de los sueños es que se
cumplen, y los dos juntos Francesco y FRATO, habéis conseguido, que miles de
maestros y maestras de todo el mundo sigamos soñando. GRACIAS.
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